Viena destila en 2010 la música de Mahler
Las salas de música vienesas tienen programado un importante número de conciertos dedicados al compositor de Bohemia



Viena está de fiesta. Vive más que nunca la música. Vive la arquitectura. Vive la cultura. En 2010, la capital austriaca respira por todos sus poros música. Es el año de Gustav Mahler. Es el año del 150 aniversario de su nacimiento en Bohemia. Siempre es buen momento para viajar a la inmortal Viena, pero este año mucho más. Las salas de concierto vienesas tienen programado un importante número de conciertos dedicados al compositor Checo. La música es uno de los reclamos turísticos-culturales para este ciclo 2010-2011, ya que el próximo año, Mahler también será protagonista debido a que se cumplirá cien años de su muerte.
WIENER KONZERTHAUS
El auditorio de Winer Konzertahus lo configuran tres salas, más otra que se ha añadido recientemente. La más grande de éstas tiene una capacidad cercana a las 2000 personas. La Mozart, es para 704. Y la Shubbert, para 366. Es un auditorio multifuncional. Al margen de los clásicos conciertos, se celebran recepciones sociales institucionales y públicas. A partir del mes de septiembre de este año ha programado un ciclo dedicado al 150 aniversario del nacimiento de Gustav Mahler. Éste enlazará con el comienzo de los conciertos del centenario de su muerte.
El Museo del Teatro, otro de los iconos culturales de Viena, cuenta con más de 100.000 dibujos hechos a mano de escenografías; 700.000 fotografías; partituras de Beethoven; escritos de Mahler. En total se recogen unos 2 millones de objetos. También cuenta con una exposición excepcional de un escenógrafo que tuvo Mahler que fue miembro del movimiento secesionista que heredó muchos de los decorados de las escenografias que hicieron conjuntamente y que las libraron al museo.
EL MUSEO DE LA ÓPERA
El museo de la Ópera de Viena ilustra toda la historia de la ópera vienesa y comprende el testimonio desde el primer director que tuvo, Franz Freiherr von Dingelstedt, hasta el actual en funciones, Ioan Holender. En este momento y después de una renovación de sus salas, lo están reinaugurando. En este museo, como en muchos puntos más, queda demostrada la gran pasión de Mahler por Richard Wagner. El compositor sigue los pasos de Wagner cuando es designado director de la Ópera de Viena, uniendo la coreografía a los cantantes, buscando un dinamismo hasta entonces inexistente en el escenario. Hecho que con el paso del tiempo se fue extendiendo por todo el mundo.


Gustav Mahler nace en Kalischt en 1860. Sus padres nada tienen que ver con la música. Tenían un hostal y una destilería de alcoholes. Cuando sus padres murieron antes de cumplir 30 años mientras estaba estudiando, él se responsabilizó de sus hermanos. Dos de ellas se fueron hacia Viena donde contrajeron matrimonio con dos músicos de la Ópera y con ello mantuvieron una relación muy estrecha con su hermano Gustav.
Mahler empezó con 4 años su educación musical. A los 6 años tocaba el piano y componía. Como judío escuchaba de pequeño mucha música en una sinagoga de su provincia natal. Su estilo de entender a ésta era un compendio de lo diverso que escuchó en sus primeros años de vida. A partir de los 10 años toca delante del público. A los 15 se marcha al Conservatorio de Viena. Un año después gana el primer premio de piano y de composición de la capital de Austria. Después vuelva a su población a terminar sus estudios escolares. Una vez acabados éstos, retorna en 1878 a Viena donde acaba el Conservatorio. Después sigue estudiando; arqueología e historia de la música. Más tarde empieza a viajar dando conciertos en varias ciudades europeas, entre otras, Liubliana y Budapest, donde fue descubierto como un genio.
Hitler se inspiró en la Ópera de Viena, y en el estilo introducido por Mahler en el escenario para escenificarse a si mismo. El futuro dictador alemán, cuya pobreza era manifiesta, el poco dinero que disponía se lo gastaba asistiendo a la Ópera. Hay cosas que a él le impactaron.
CONVERSIÓN RELIGIOSA
Mahler, como condición sine qua non, para llegar a ser director de la Ópera de Viena en 1897, tuvo que convertirse del judaísmo al catolicismo. Durante décadas los artistas asumieron la responsabilidad moral y ética de la sociedad, protestando a través de los muchos cuadros que se hicieron y en la música del conservadurismo de la aristocracia del momento.
Gustav Mahler durante su historia profesional como director de la Ópera de Viena, entre 1897 y 1907, dirigió 402 conciertos. En 1898 exige que los cantantes sean actores. Despidió a muchos de éstos que eran famosos por que no tenían dinamismo en el escenario. Sus obras eran un conjunto escenográfico; música, luz y teatro. Esto es lo que le hace especial. Confluye en su estilo estas cuatro cosas que para él son fundamentales. Gustav Mahler fue un personaje muy importante para lograr este objetivo escenográfico. Las obras más legendarias que hicieron famoso a Mahler como director de la Ópera fueron Tristán e Isolda, y Siberia y unos ciclos de Mozart.
EL FRISO DE BEETHOVEN
Gustav Klimt creó en 1902 para la XIV exposición de la Secesión vienesa, la cual estaba dedicada totalmente al compositor Ludwig van Beethoven, un mural de más de 34 metros de largo.
El Beethovenfries se mantuvo desde entonces conservado por casualidad; fue comprado por la República de Austria en 1973 y desde 1986 es accesible al público en un espacio en la Secesión creado propiamente para éste.


En 1897 un grupo de artistas progresistas, entre ellos Gustav Klimt, Josef Hoffmann, Josef Maria Olbrich, Kolo Moser y Carl Moll, fundan la Asociación de artistas plásticos Secesión. Exigen una nueva estética y formas de expresión adecuadas a la vida moderna, ellos se oponen por un lado al predominio del historicismo a finales de siglo en Viena y por otro a la conservadora Künstlerhaus, la Casa de los artistas.
“A cada época su arte, el arte su libertad”, rezaba el lema programático de los miembros fundadores y se encuentra hoy aún escrito en la entrada a la Secesión. La intención principal de la Asociación de artistas era llevar a cabo un programa democrático de exposiciones con pretensiones netamente artísticas. Al mismo tiempo contraponer el arte contemporáneo austriaco a las tendencias internacionales del momento. Las exposiciones en la transición del siglo XIX al XX unificaron pintura y escultura así como arquitectura y diseño hacia un Gesamtkunstwertk (obra de arte total) autónomo.
COMO SURGIÓ EL FRISO
Wagner se inspiró en la Novena sinfonía de Beethoven como fuente de imaginación hacia los caminos de la felicidad. Wagner comentó a Gustav Klimt esta inspiración que había tenido escuchándola y éste la plasmó en fresco, donde una mujer hacía un viaje hacía la felicidad salvando todo tipo de obstáculos hasta encontrarse con el hombre. Es uno de los lugares más visitados de Viena, una de las joyas más valiosas de la plástica austriaca.
OTTO WAGNER, EL ARTE DE LA ARQUITECTURA
La obra del vienés Otto Wagner se vislumbra por varios puntos de la capital austriaca. Fueron muchas sus obras desarrolladas a finales del siglo XIX y principios del XX. Diseñó entre 1894 y 1910 las estaciones, los diques y los puentes del tren metropolitano de Viena. También, los edificios de viviendas Majolikahaus (Casa de Mayólica) y Musenhaus (Casa de las Musas), situados sobre la avenida Wienzeile, y la primera iglesia moderna de Europa, o sea la iglesia de San Leopoldo, erigida sobre el terreno de Steinhof, y el edificio de Correos.
Otro buen ejemplo son las mansiones de Josef Hoffmann, quien en 1903 fundó los Talleres Vieneses (Wiener Werkstätte) en colaboración con Kolo Moser. Una de las mansiones de Hoffmann situada en Hohe Warte, es la vivienda doble que hizo para sus amigos artistas Kolo Moser y Carl Moll.
EL MUSEO LEOPOLDO
El Museo Leopoldo recoge objetos que fueron vendidos por Rodolfo Leopoldo al Gobierno Austriaco por un valor de 160 millones de euros, aunque su tasación a priori fue de 572 millones. Como condicionante de la venta, éste exigió que se le dedicara un museo. Después de complicadas negociaciones a lo largo de muchos años llegaron a un acuerdo.
Rodolfo Leopoldo es un oftalmólogo austriaco jubilado que llegó a reunir una gran exposición de cuadros de pintores austriacos, especialmente de después de la Segunda Guerra Mundial, siendo la persona que contaba con el mayor número de obras de Egon Schiele, pintor expresionista de Austria, muy productivo. El museo exhibe otras obras con son muebles y objetos de talleres de Viena de finales del siglo XIX e inicios del XX, situándose especialmente la mayoría de ellos en el año 1900.
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Fotos: Pilar Rius