Aarhus y Odense, belleza arquitectónica y legado de Christian Andersen en Dinamarca  
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Aarhus y Odense, belleza arquitectónica y legado de Christian Andersen en Dinamarca

Dos ciudades con encanto turístico durante todo el año

Fachada Teatro de Aarhus

Casitas antiguas de Aarhus

Aarhus en Navidad

El Teatro de Aarhus es de una belleza singular. Un pequeño balcón situado en medio de la fachada mira hacia la plaza de la Catedral. 7 amplios y luminosos ventanales lo arropan dándole elegancia y vistosidad. En la parte baja, dos puertas gemelas decoradas con vitrales dan acceso a su interior; en el punto más alto lo preside un dragón con las alas abiertas majestuosamente. Pegado al teatro se encuentra el Café-Restaurante Hack, un lugar para tomar una copa o para cenar después de disfrutar de una función.

La Catedral se erige como un testimonio mudo de la historia religiosa de Aarhus. Es de estilo gótico. Se empezó a construir en el año 1200 y se finalizó en 1980. Durante estos casi 800 años de continuos trabajos de ampliación y reconstrucción de ésta se ha perfilado una edificación configurada por una torre ostentosa y dotada de diferentes pequeñas torres esbeltas que la protegen, y de un ábside que cierra una de las diferentes naves que están adosadas a la nave principal, lo que denota y diferencia las varias fases de su construcción. Empezó siendo de culto cristiano, en el siglo XIII, para convertirse más tarde al protestantismo, durante la primera mitad del siglo XVI.

Su decoración interior es sobria, con tres galerías caracterizadas por un estrecho paso, especialmente la principal. El altar es gótico y su púlpito y esculturas barrocas. Las naves adyacentes al cuerpo arquitectónico cuentan con puertas autónomas de acceso, lo que la entrada a ésta tiene varias posibilidades, aunque la que permanece abierta normalmente es la principal.

También se caracteriza su interior por los bancos de acomodación para los fieles ya que unos miran en un sentido de la nave y otros en sentido contrario, situándose en medio el púlpito, con el fin de visualizar y seguir las oraciones del clérigo.

Pegada a la catedral, en el exterior, se sitúa una escultura del que fue rey de Dinamarca, Christian X, montado a caballo; uno de los monarcas más carismáticos de la la historia del país.

AARHUS, UNA CIUDAD BIEN COMUNICADA

Aarhus es una ciudad muy bien comunicada por buses. La frecuencia en el tránsito de este medio de comunicación urbana y la cantidad de líneas facilita el poder recorrer la ciudad de una forma rápida y comoda.

La segunda capital de Dinamarca en número de habitantes, unos 300.000, de los cuáles unos 45.000 son estudiantes, se descubre callejeando y disfrutando de su belleza y señorío. Casas nobles y pequeños palacios de estilo arquitectónico típico escandinavo decoran la urbe, le dan belleza y denotan un pasado y presente marcado por lo sublime y por el poder económico y social de sus ciudadanos. Estas casas y palacios tienen un acabado en su parte superior frontal que viene dado por una especie de minarete o torrecilla con ventanales, quién sabe si para observar el exterior desde lo más alto del edificio o para dar luz interior a éste.

Caminando placidamente se contemplan las nuevas construcciones que en ningún momento desentonan con las de época. Parece como que están hechas para entenderse arquitectonicamente. La parte lateral de las fachadas antiguas viene marcada por el acabado en forma de escaleras que ascienden desde el nivel del techo y continúan hasta su vértice piramidal.

Iglesias de culto protestante se ubican en la ciudad. Una de las que manifiesta una singularidad es la de Sct. Pauls Kirke, construida con tocho rojizo al igual que la catedral y la gran mayoría de edificios antiguos de la ciudad. Una pequeña y estrecha calle, conocida como barrio antiguo, parece extraída de un cuento de niños. Sus casas de colores estridentes, pegadas una con la otra, y de unas dimensiones diminutas, manifiestan una original y encantadora belleza. Museos diversos, centros culturales y lugares para el ocio hacen ser a Aarhus una ciudad viva, joven y divertida para todos los públicos.

La casa de Andersen

Arquitectura típica de Odense

AARHUS EN NAVIDAD
Cuando se estrena el mes de diciembre, cada año hierben sus calles y sus comercios, donde irrumpen las luces, Papa Noel y la ambientación con gran fuerza y colorido. Llega la Navidad y Aarhus lo vive plenamente, con gran entusiasmo. Son días de la familia, de recogida familiar, de disfrutar de las mejores mesas y degustar los platos más ostentosos y suculentos de su recetario nacional.

La gente deambula de un lugar a otro, callejeando, visitando grandes almacenes y tiendas con el objetivo de cotear, ver y comprar los regalos para estas fiestas. Es todo un gran espectáculo la Navidad es esta señorial y acogedora villa.
Aarhus se le conoce como la ciudad de la sonrisa y la amabilidad. Siempre se muestra receptiva y servicial con el que viene y con el que la visita. El turista es su huésped de honor.

ODENSE, LA CIUDAD DE HANS CHRISTIAN ANDERSEN

Odense es la ciudad de Hans Christian Andersen. Nació el gran escritor danés, el 2 de abril de 1805. De una familia tan pobre, que en ocasiones hasta tuvo que dormir bajo un puente y mendigar. Era hijo de un zapatero instruido, pero enfermizo, de veintidós años y de una lavandera varios años mayor que él, y de confesión protestante. Andersen dedicó a su madre debido a su pobreza “La pequeña cerillera”, así como “No sirve para nada”, en razón de su alcoholismo.

Pese a todo fue un niño muy querido, el padre adoraba a su hijo y a él se debió seguramente la pasión del pequeño Hans por el teatro; pues le fabricó un teatrillo y unas marionetas para las que el niño cosía la ropa. Toda la familia vivía y dormía en una pequeña habitación.

Hans Christian mostró una gran imaginación desde temprana edad; la que fue alentada por la indulgencia de ambos padres y la superstición de la madre. En 1816 murió su padre y Andersen dejó de asistir a la escuela; se dedicó a leer todas las obras que pudiera conseguir, entre ellas las de Ludvig Holberg y William Shakespeare.

Andersen decidió convertirse en cantante de ópera y se trasladó a Copenhague en septiembre de 1819. Una vez allí fue tomado por lunático, rechazado y prácticamente se quedó sin nada; pero hizo amistad con los músicos Christoph Weyse y Siboni y más tarde con el poeta Frederik Hoegh Guldberg.

TURISMO CULTURAL PARA LA FAMILIA

La ciudad danesa respira el alma de Andersen por todos los rincones. Desde las esculturas de cuentos en el centro de la ciudad hasta la moderna representación de sus obras literarias en el H.C. Andersen Hus. Un paseo con guia permite a los visitantes descubrir las bonitas casas en el encantador casco antiguo de la ciudad, el típico colegio pobre, la casa paterna y el lugar de nacimiento del escritor. En el museo, tanto niños como adultos descubren la apasionante y a veces difícil vida.

En Odensen siempre hay acontecimientos divertidos para los niños y uno se siente seguro y tranquilo paseándose por la ciudad. Si el tiempo invita a dar una vuelta al aire libre, es aconsejable llevarse un bocadillo y descubrir el impresionante zoo de la ciudad o Jernalderlandsbyen, que es la ciudad de la Edad de Hierro.

Las calles peatonales atraviesan plazas entrañables, donde se puede sentarse y disfrutar de una cerveza, o de una comida. Por la noche, el ambiente se vive en los restaurantes de la ciudad y en los cafés, donde el visitante se puede divertir con música en vivo. Si el turista busca algo con emoción, puede elegir entre el centro o los centros comerciales de la ciudad.

Una visita obligada a Odensen es a la antigua fábrica textil de Brandts Klaedesabrik. Hoy está transformada en un centro moderno e internacional para el arte, la cultura de los medios y arte fotográfico.

Por todas partes y en todos los niveles brota la creatividad en Odense, así que hay que dejarse seducir por el mundo sorprendente y emocionante de la música, el teatro y el arte.

También ofrece otra alternativa turística destacada como es el idílico rio de Odense que serpentea a través de la ciudad y enlaza varios verdes oasis como perlas de un collar. Disfrutar de un paseo en barco navegando por el río o dar un paseo por el bosque en Fruens Boge es toda una gozada. Existe la tradición de finalizar el paseo tomando un helado gigante en Skovsoen (el Lago del Bosque).

A la isla de Fionia, cuya capital es Odense, se le conoce como el Jardín Verde de Dinamarca. El buen y fértil humus es precisamente ideal para cultivar materias primas verdes de alta calidad, el resultado son las muchas tentaciones fionesas. Hoy en día se producen productos lácteos y ecológicos. Fionia, durante muchos años, ha sido famosa por sus buenos alimentos como el zumo de naranja, la panceta, el pastel de manzana y el mazapán, sin olvidar una exquisita y espumante cerveza.

Las buenas materias primas de la isla son servidas en los restaurantes de la ciudad; desde un pequeño café hasta la mejor deliciosa cocina.

La casa donde vivió Andersen

Restaurante de Odense

LA CERVEZA NAVIDEÑA JULEBRYG

El espectáculo está a punto de comenzar. Pasen y vean, pero por encima de todo estén predispuestos a celebrar la llegada de una cerveza de Navidad, la Julebryg. Este clásico reclamo del argot circense es muy válido para los bares, pubs y locales de ocio cuando llega el tercer viernes del mes de noviembre en todas las 403 islas que componen el país escandinavo de Dinamarca.

Esta nueva “añada” de la cerveza de doble fermentación, dotada de una graduación alcohólica de 5,7%, se vive con toda intensidad, organizándose en torno a su presentación un festival de festivales de actos lúdicos que vienen a ser el preámbulo festivo que se avecina en el país danés; una celebración que lo vive con gran énfasis.

Las primeras cervezas de “salida” del día son invitación de la casa. Después ya llegan las de pago. El espectáculo que da comienzo puntualmente a las 9 de la noche continúa hasta altas horas de la madrugada. La noche es joven para los daneses, que comen sin parar perritos calientes y toman cerveza hasta ponerse alegres. A partir de este momento, la Julebryg se salpica con el tacto que saben poner en el tema sus barmans hasta pasadas las fiestas navideñas.

Los borgoñeses (Francia) convierten la llegada el tercer jueves del mes de noviembre del vino nuevo de beaujolais en todo un espectáculo mundial, donde irrumpe en medio de la gran espectación que significa éste. Los daneses organizan un “show” cervecero a nivel de su país, constituyendose éste en un valor natural emanado de un marketing estudiado y que forma parte de los básicos y elementales sentimientos de auto-estima que tiene Dinamarca por sus valores tradicionales.

Enric Ribera Gabandé
Fotos: Pilar Rius




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